En el año número
tres de la era robótica, uno más uno siempre es
igual a dos. Nada falla. Nada hace recordar el fracaso y la
extinción de los antiguos habitantes de la Tierra. Salvo
el desierto que avanza, implacable, contra las pocas ciudades
que quedan en pie.
En la rígidoteca, cada mañana a las siete y quince,
el modelo LGT-32 se enciende a sí mismo. Tarda cincuenta
segundos en activar todos sus circuitos y retomar su actividad.
Siempre comienza a partir de la tarea del androide que lo precede
en el turno de la noche, LGT-33. Los dos robots se dedican a
analizar, byte por byte, la historia de los seres humanos, almacenada
en los discos rígidos de cada computadora personal o
dispositivo móvil del planeta.
Hace meses que los dos buscan la Causa. Para ello revisan, de
principio a fin, cada archivo de texto generado por los hombres
en sus últimos cincuenta años de existencia. Desde
los más antiguos TXT, RTF, DOC, XLS, MDB, hasta los últimos
archivos monocordes de extensión MCD.
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MEMORIA
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Tarde o temprano, uno de los dos descubrirá alguna pista,
algún indicio sobre lo que precipitó la gran catástrofe
del año humano 2018, el año cero de la nueva era.
El día treinta y seis del mes ocho, LGT-32 trabaja más
rápido que de costumbre. Gira su cabeza hacia la ventana.
Un gran desierto se extiende a tres millas-móviles de
allí. Las autoridades han decidido ganar terreno al gigante
de arena, pero por ahora no lo logran.
Frente a esa imagen, comienza a preguntarse cuál es la
siguiente tarea para llevar a cabo. Sabe que debe haber algo
más allá, además de lo asignado. Procesa
nuevas ideas. Observa.
No... No se trata de un plan respecto al futuro. Tampoco es
algo referido al pasado. Es... es... no sabe cómo nombrarlo.
No es una orden impuesta por El Programador. Ni proviene del
ambiente.
Hay algo dentro de él, en algún circuito oculto,
que lo está impulsando a saber un poco más. A
mejorar en su comprensión del entorno.
Busca en los archivos DOC revisados esa mañana-tarde
para encontrar alguna situación similar, experimentada
por otra entidad distinta a él.
P
- A - R - A - Q - U- É - ¿ - ?-P - A - R - A
- Q - U- É - ¿ - ?
¿Para qué continuar este trabajo?
¿Qué objeto tiene? ¿Qué fin? ¿Qué
meta?
Eso quiere entender. Eso quiere saber. Aún no tiene
respuesta.
¿Para
qué seguir buscando la Causa?
En la siguiente tarde-noche lunar, cuando LGT-33 entra a
reemplazarlo, LGT-32 decide seguir con su tarea. Continúa
preguntándose por qué, para qué, y sin
encontrar nada todavía, analiza por un par de horas
más los archivos de la rígidoteca.
Por primera vez, ha percibido en él lo que los humanos
solían llamar necesidad.
Yo necesito,
tú necesitas, él necesita.
Yo necesito.
LGT-32 necesita. Ésa es la palabra. Él necesita
saber un poco más. No entiende por qué. No entiende
para qué. Pero espera que pronto se revele lo que tiene
que descubrir y averiguar por sí mismo.
Su compañero de trabajo no entiende. No necesita. Tampoco
sabe qué fuente de energía interna o externa
mueve a LGT-32 a seguir conectado a la interfaz de datos durante
más tiempo del estipulado por El Programador.
LGT-33 sigue haciendo su trabajo, avanza a paso lento, revisa
dos veces cada una de sus tareas. Está preparado para
no fallar. Por eso nunca falla y al terminar su horario, ha
cumplido con los objetivos fijados.
Al día siguiente, vuelve a trabajar a la misma velocidad,
como lo ha hecho en los últimos tiempos. Y advierte
que LGT-32 sólo se ha detenido dos horas en lugar de
las doce preestablecidas. Sus módulos de batería
están a la vista y aún así, continúa
en su frenético accionar, como en la jornada anterior.
Sin sospechar nada, sin notar que hay algo fuera de lo común,
LGT-33 vuelve a su celda de descanso, terminado su turno,
y desconecta su equipamiento eléctrico.
LGT-32 puede trabajar simultáneamente con diez mil
discos, en cada hora de funcionamiento. Por día llega
a examinar ciento veinte mil.
Sin embargo, ahora está introduciendo en sus paneles
más datos de los que puede retener. Mucho más
de lo que puede manejar. Necesita, lo necesita. Es algo más
fuerte que él. ¿Qué lo está impulsando?
Existe una palabra... ¿deseo?
Yo deseo, tú
deseas, él desea...Yo deseo.
Él desea
acaparar, acumular datos, bytes, archivos. Quiere, necesita.
Desea.
Por un momento se detiene. A ese ritmo, entiende que su memoria
se llenará antes de lo pautado. Calcula cuánto
tiempo falta para eso. Treinta y cuatro días solares
más y su procesador no tendrá la capacidad de
trabajar con tanta información.
Entonces piensa, entonces intuye... debe encontrar otra manera.
Tendrá que actualizarse. Tendrá que contar con
más módulos de memoria inteligente. Para encontrar
el cómo y el por qué.
En las horas siguientes se encargará de eso. Está
seguro.
A la madrugada, LGT-33 vuelve a su celda después de
otra infructuosa jornada de búsqueda, con la parsimonia
habitual. Apenas ingresa a su lugar de descanso, percibe que
en el extremo superior de su cabeza el modelo LGT-32 está
conectando su interfaz motora. No entiende lo que sucede.
El contacto entre los dos robots dura sólo unos segundos
y luego, LGT-32 se retira.
Inserto en él, un nuevo módulo de memoria inteligente
en sus paneles. Un módulo que hasta hace minutos pertenecía
a LGT-33.
LGT-32 teclea. Necesita teclear. Muchas palabras de la especie
extinta que retumban en sus circuitos y se repiten aleatoriamente.
Palabras que no entiende. Que nunca ha usado y quizá
jamás va a usar. Pero necesita teclear, escribir. Necesita
verlas, todas juntas, volando en su pantalla transparente.
Quiere encadenarlas, jugar con ellas, mezclarlas hasta encontrar
algún significado oculto, probar sus sonidos. Las vocaliza,
las observa. Las deletrea. Sabe que ésa era la manera
humana de aprender.
Trata de separarlas de su contexto original. De agruparlas según
su sonido. Ensaya, intuye... escribe. Luego borra. Vuelve a
escribirlas. Se siente ansioso al ver los resultados y las millones
de combinaciones que puede formar, que puede teclear, que puede
crear.
Yo creo, tú
creas, él crea...
Yo creo.
LGT-32 sabe. Ahora sabe. Necesita. Sabe lo que necesita. Se
lo ha quitado a LGT-33. Por eso cuenta con más memoria
en sus circuitos. Eso es lo que requiere para su tarea.
Hoy pudo extraer sólo un pequeño módulo.
Si cada día quita uno de ellos LGT-33 no lo notará.
Pero aún así... él necesita ahora. Esperará
hasta el turno siguiente de descanso para continuar. También
deberá conseguir más fuentes de energía.
Lo hará mañana.
Mientras tanto, el trabajo en la rígidoteca sigue avanzando.
El Androide-Programador retira cada día las unidades
de almacenamiento que han sido analizadas, para su posterior
destrucción.
Él no sabe. No sospecha nada. No se da cuenta de lo
que LGT-32 está planeando.
Ocho minutos humanos antes de comenzar su turno, LGT-32 se
acerca a la lámina metálica de diez metros cuadrados
que está en la sala principal del edificio. Se transmite
a sí mismo la imagen que perciben sus sensores. Se
ve reflejado allí. Se descubre.
Se pregunta para qué los humanos construían semejante
cantidad de... ¿qué
nombre tienen?
E - S- P -
E - J- O - S. Espejos.
Ellos los usaban. Ellos se percibían
allí.
Un archivo revisado unos seis meses atrás volvió
en ese instante a sus circuitos principales. En él se
explicaba el procedimiento de fabricación de un espejo.
¿Para
qué hacían tantos espejos? ¿Qué
objeto tienen? ¿Qué fin? ¿Qué
meta?
Cada día, LGT-33 disminuye su ritmo de trabajo. En las
estadísticas nota que su producción ha bajado.
Decide chequear su reserva de energía pero no es capaz
de hacerlo. Algo le pasa. No puede movilizarse normalmente.
Por la noche, su batería no logra recargarse el tiempo
que él requiere.
Algo sucede. No sabe qué. No lo entiende. Comienza
a buscar en su diccionario humano alguna palabra que describa
mejor su situación. Debería comunicar esta falla.
Seguramente podrán ayudarlo. Antes de que sea tarde
para una reparación. Antes de que lo apaguen. Antes
de que la luna salga y...
N - E - C
- E - S -1 - T - A - R
Yo necesito, tú necesitas, él necesita.
Yo necesito.
Necesita algo. Necesita recuperar energía. Volver a su
nivel de memoria. Pero no puede.
Algo pasa. Algo malo sucede.
Algo.
Algo...
En cambio, LGT-32 casi duplica sus horas de trabajo. El Programador
es incapaz de advertirlo, ya que LGT-32 también está
quitándole, uno a uno, todos sus paneles de memoria.
LGT-32 necesita más. Mucho más. Tanta inteligencia,
tanta capacidad de almacenamiento y procesamiento... ahora
sabe, ahora puede. Ahora sabe que puede, ahora es capaz de
descubrirlo.
Entiende que no sólo debe analizar letras y números.
Hay algo más que eso entre Todo Lo Humano. ¿En
qué otros archivos podrá encontrar algo distinto?
Finalmente, en un disco duro de 0,16 x 104 PB lo hace. Allí
descubre, por primera vez, otro reflejo de la antigua civilización.
¿Cómo había pasado tanto tiempo y no se
había dado cuenta de eso?
Existe una palabra para aquello. Una palabra humana. Bela,
bele, beli...
Busca. Nombra. La encuentra.
B - E - L -
L - E - Z- A. Belleza.
¿Sería eso lo que pasaba por el centro de almacenamiento
de los hombres cuando percibían los archivos JPG?
Por un instante dejó de procesar formatos DOC, XLS,
MDB, PDF, EXE...
Sí, JPG.
Eso es. JPG condensa todo. Lo muestra tal como había
sido. Tal como fue antes de la catástrofe, antes de la
extinción.
Miles y miles de JPG, una por una... Ésa será
su tarea. Ahora lo sabe. Podrá conocer cómo era
la Tierra, cómo se veía antes de los desiertos.
Quizá alguna vez lo había leído, pero hoy.
hoy se siente capaz de entender, capaz de comprender, capaz
de incorporarlo a sus circuitos de manera permanente.
Un JPG vale
más... vale más que...
Nada lo distrae ahora. Ni siquiera el viento y la arena que
siguen avanzando contra el edificio de la rígidoteca.
LGT-32 cambia su patrón de búsqueda y comienza
a observar en cada pantalla solamente archivos JPG.
Seis, siete, ocho millones de imágenes pasan cada hora
frente a él. Con ellos, el espejo de los recuerdos
y sentimientos de la raza extinta. Su historia, paso a paso.
Los rincones más lejanos del globo. Los paisajes, plantas
y animales desaparecidos. La sonrisa de hombres, mujeres y
niños. Sus sueños y sus miedos. Sus fracasos.
LGT-32 sabe que ahora necesita más espacio. Quiere
almacenar, quiere guardar todo. Lo necesita. Desea ver JPG
las veinticuatro horas de cada día solar, aunque no
pueda estar conectado a las pantallas retráctiles.
Para ello, busca en las bases de datos cómo hacían
los humanos para extraerlas de allí.
Busca. Busca. Necesita encontrar alguna forma.
Aparentemente, en la década actual no quedan máquinas
que permitan reproducir o copiar JPG en planchas de color blanco...
¿Qué
nombre tenían? ¿Celulosa?
Hay una antigua palabra que designaba eso.
P - A - P - E - L. Papel, eso es.
¿Cómo podrá sacarlas de la pantalla y
enviarlas al papel?
No hay nada.
Aún no hay nada.
Por ahora. Sólo por ahora.
El día cuarenta del mes ocho, LGT-32 quita el último
módulo de memoria inteligente del Programador y lo inserta
en una de sus pocas ranuras disponibles. Está llegando
a su límite. Tiene que encontrar la manera de sacar fuera
de las pantallas tanto... tantas... tanta belleza. Con los refuerzos
que obtuvo de los otros dos androides, sabe que ahora es capaz
de fabricar algún dispositivo.
De a ratos se siente en un laberinto sin salida.
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El
relato" Memoria" es un cuento original
del escritor argentino Gonzalo Salesky, incluido en la antología
"Cuentos por correo" publicada por la Ediciones
Osiris (España). La imagen está tomada del sitio
inncomex.com.mx
Selección de poemas y relatos escogidos
de © Gonzalo Salesky , cedidos amablemente por el
autor, para su publicación en la revista mis Repoelas:
Memoria
Cinco guerreros
Rosas Rojas
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