Voy 
                    a dejar Madrid,
                    
los bares donde naufragan mis barcos
                      en espuma de cerveza,
                      la estación,
                      la moneda en el estuche del violín,
                      la plaza desalojada de minutos
                      por orden municipal,
                      las madrugadas insomnes
                      en las que no hago
                      más que pensar en ti,
                      que ni siquiera sé dónde estás,
                      qué techo te cobija ahora,
                      qué tierra se te tragó.
                    Voy a dejar Madrid,
                    sus autobuses rojos
                      y mis prisas,
                      las sirenas
                      desde el segundo piso,
                      el patio interior
                      y la nevera vacía,
                      los poemas inacabados,
                      las seiscientas palabras
                      que se quedaron por el camino,
                      este cielo
                      que ya no está a gusto
                      con su noche.
                    Voy a dejar Madrid,
                    Tal y como queda tu recuerdo
                      en mi memoria,
                    -Intacto-
                    casi como la habitación de un muerto,
                      esperando que vuelvas,
                      aunque ya no vuelvas.