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poema de  María Pilar Sanz

INQUIETA MUSA




Te vi, siempre rondando mi calle,
insolente, espiando mi alma.

Intentabas calzarte las botas
que mis pies aferraban al suelo.

Y fundiste en mis guantes, tus manos,
descarnando mis poetas alas.

Y mis pulsos, latían sin freno,
con las letras, presas en tu aliento.

Al principio, "musa caprichosa",
dabas luz, a mis albas primeras,
dulces icores degustaban mis labios
y dormía...libando ese néctar.

Y mis versos, afluían, dulces,
sin la sombra de más sentimiento
que el amor, la amistad y la vida,
sin pensar en el fin del momento.

Mas...de pronto,
tomó fuerza el viento
y agitó mis arterias, sin duelo
y la calma, se tornó desdicha
y cambió la bondad de mis versos.

Después, todo te pareció poco
y robaste mi pluma de nácar...
por fortuna, me la devolviste
en tan solo un suspiro del alba.

Pero, ahora , pasados los años ,
mis poemas, son de sangre y fuego
y tú, Erato, me inyectas la savia,
como siempre lo hiciste en mis sueños.

Y al final , me apresaste sin duelo
y me llevas por tus derroteros,
con los versos, cual bellos diamantes,
para siempre ... luciendo en mi cuello.

 

Poemas seleccionados por la poeta © María Pilar Sanz Cuesta, para su publicación en la revista mis Repoelas:




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Inquieta musa


 


Página publicada por: José Antonio Hervás Contreras