Hace
ya muchas puestas de sol
me visitó la poesía
y anidó en mi ser más profundo
desde ese instante
me acompañará siempre
hasta mi último aliento.
Viajo por los raíles de este día
con el corazón lleno de
nostalgias,
a veces con sobrepeso.
Silencios en los rostros de mis
compañeros de viaje por Roma.
La religiosa mueve con armonía rítmica
su rosario austero de madera, con olor
a sándalo.
Espero que su generosidad no tenga
fronteras y me llegue alguna
fragancia de sus oraciones.
Recuerdo, con caricias visuales,
a la joven con esclerosis múltiple por
su mar de sonrisas.
No muy lejos de aquí, lloran,
en los cimientos de su fe,
cristianos en el vaticano.
Florencia
Te sentí corriendo en pleno desierto,
con tus zapatos de charol hacia
ninguna parte.
Te sentí llorando en yates de lujo,
en forma de cayucos camuflados
de libertad.
Te sentí sobre mi pecho desnudo,
con mirada de ángel convertido
en hombre de color.
Te sentí en mis manos distraídas,
llenas de cursilería y de vergüenza
escondida.
Te sentí en la mirada del espejo
esta mañana, preguntándome
por mis sonrisas
y sueños oxidados.
Mi poesía nace en los susurros,
en abrazos encontrados,
en el mar,
en los días grises,
en los azules,
en la silla baja,
en los besos,
en miradas,
en palabras suaves,
contigo.