veces
vine desde la piedra a ti.
Recorrí las regiones oscuras
donde acechaba atento el desconsuelo
y en ti lloré, deshabitado y solo,
mi agonía.
Tú me fuiste asumiendo la tristeza,
todo lo soportaste pacientemente, todo
cuanto ofrecí en aquel cáliz
que fue el oscuro sol de mi derrota.
Por eso es de justicia que ahora venga
dispuesto a compartir
contigo la esperanza,
contemple todo con la mirada nueva
de quien tiene certeza de la luz.
(Así hoy vengo y siento
que cabe entre mis manos todo el mar)