Rózame
con tus alas para saber que existo
aunque no sé de coordenadas
y he perdido las señales que podrían ser el
mundo.
Siento la leche caliente a punto de saltarme del pecho
pero no puedo ver.
No encuentro los orificios que me permitan atisbar la luz.
Intuyo el vientre habitado
a punto de bailar con la música
que sólo yo escucho hacia adentro
pero no puedo ver.
Espero en la calle vacía
bajo la mirada omnisciente de la ciudad.
Rózame con tus alas
con tus manos alivia mi fuego
para saber si aún existo.
Para saber si acaso debo seguir esperando.
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