SOLO
como otras tantas tardes de mi vida y
batido en una retirada inutil
desnudo los instantes que me cubren
y tejen este dédalo de trajes
que arrastro por las calles.
Detrás de una ventana el mundo es más
sincero,
al menos sé que existe y que yo existo
y apenas nos llevamos como malos vecinos
que entre dientes se saludan.
Por eso emprendo un túnel que me lleve a mí
mismo
por el pasillo estrecho de otros ojos,
fugados de la carcel de los días,
y tomo el té cuando la tarde invoca
los últimos imanes de sus luces,
bañado en soledad, en una isla
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