ANIMALES 
                    SENILES
  IV  | 
               
               
                 
                    Traspasamos el portal con los labios impregnados de violetas 
                    
                      para mamar las ponzoñosas carnes del mito 
                       
                      membranas que enlazan en hirvientes rosas profanas 
                      
                        árboles flotantes de frutos geométricos
                       
                     
                   
                  
                    amargos y palpitantes de carroña  
                    
                   
                  
                    donde explotan granadas  
                    
                    
                      ¿para qué buscar el paraíso?
                     
                    si tenemos este polvo que hormiguea de tan vivo 
                    con sus múltiples niños apoyados en sus diminutas 
                    manos 
                    
                      
                        para nacer torcidos de la ennegrecida tierra
                       
                     
                    
                    
                      
                        órganos no de la entraña sino de las formas 
                        viscerales 
                       
                     
                    
                      no y sí del mirto que aprieta 
                      
                        
                          un reloj en sus grecas 
                          que enraíza
                         
                        a la vez que se desprende  
                       
                      de este terreno terminal y breve 
                     
                    en el que duermen siniestros cisnes y canosas libélulas 
                    
                      
                        donde los chupamirtos son flores
                       
                     
                    y se desgarran en lujuriosas y azules naranjas 
                    
                      que al comerse desnudas 
                      
                        
                          
                            en el pliegue de la entraña 
                            son agujas que se ensartan y trenzan 
                            
                              entredevorándose dentro de los cuerpos 
                             
                             
                             
                            he aquí el infierno  
                           
                         
                       
                     
                   
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                | (Del 
                  poemario Animales Seniles, Editorial Andrógino/Ediciones 
                  Versodestierro, Ciudad de México, 2005) | 
               
               
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