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Escucha. Eso es el tiempo. Ese vibrar
de élitros. La música del charco.
Se levanta en la noche como un arco
que señalara al cielo, y al bajar
con su silencio anuncia el nuevo día.
Los pájaros celebran su derrota
y otra música, más cálida, brota
en lugar de la gris monotonía.
Tal vez debas amar esa canción
mientras el mundo hable por tu boca.
Eres carne de tiempo. A ti te evoca
el tiempo cuando escribe su ficción.
Pero otro amor esperas en la noche,
y esperar es tu ciencia: oscura y leve
como un temblor de ramas cuando llueve.
La luz será su música y tu broche.
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