Bruja |
No me
cabe la menor duda de que es una bruja.
Anoche me dio una vuelta en su escoba . |
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El mantel
Adela entró como un huracán
en la casa. Había estado jugando con la pelota en el
jardín y llevaba el rostro y el pelo empapados de sudor.
Se acercó, corriendo, hasta la mesa y con su brazo
derecho golpeó, sin darse cuenta, la antología
de poemas de Juan Ramón que su papá había
dejado allí tan solo unos minutos antes. El libro cayó
sobre el mantel blanco, moteado, aquí y allá,
de diminutas flores rojas, azules, violetas, verdes. Epítetos,
metáforas, anáforas, metonimias y versos octosílabos,
endecasílabos y alejandrinos se desparramaron por toda
la superficie del mantel, manchándolo por completo.
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A simple vista, no hacía falta
ser un lince para darse cuenta de que para volver a dejar aquel
mantel blanco como la cal, se necesitaría un detergente
fuera de lo normal. |
Hacer
limpieza
A veces uno se levanta sintiendo la imperiosa
necesidad de hacer limpieza. De abrir, de par en par, todas
las ventanas, para que el aire fresco inunde cada rincón.
De barrer cada beso que se ha dado. De dejar que se vayan
por el sumidero los amores pasados, los que nos hicieron daño
y también aquellos a los que nosotros dañamos.
De fregar las quimeras incumplidas. De meter en la lavadora
las ropas de abrigo de la melancolía. De enjuagar la
desazón. De abrillantar la piel metálica de
los recuerdos. De pasar la mopa por las heridas del alma.
De quitar el polvo a la tristeza. De sacudir las alfombras
de la decepción y el dolor. De cambiar las sábanas
de la indiferencia. De ordenar las cosas del corazón.
A veces sólo apetece hacer limpieza. |
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La mariposa
Hoy he visto una mariposa. Pensaba que
no era verdad, que las mariposas no eran más que una
invención de poetas y biólogos para impresionar
a los niños y a las enamoradas. Algo de lo que se hablaba
en los libros. Seres mitológicos. Y resulta que no,
que es cierto que existen, que son de verdad. Nos hemos cruzado,
la mariposa y yo, por la calle.
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Era aún
temprano. Yo subía. Ella bajaba. No he querido parecer
muy descarado y la he mirado con disimulo, casi de reojo,
por no mosquearla. Nunca me ha gustado esa gente que mira
con descaro, clavando los ojos, impávidos, cuando uno
pasa por su lado. Así que he tratado de ser discreto.
Estaba hecha de colores brillantes y variados: rojo, amarillo,
verde; un poco, aquí y allá, de violeta; algunas
manchas minúsculas anaranjadas. Volaba sola, en silencio,
como si intentara pasar desapercibida. Como si no necesitase
coartada. Revestida de inocencia..
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Relatos
de Rafael Calero Palma ~ : ~ Poemas
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