Adolfo Marchena: Percibo
un rasgo común en las tres novelas; el psicológico.
Pilar Lloves: Los hay. Los tres libros son
novelas psicológicas realistas y reflejan la necesidad
de reparar el daño emocional a través del amor,
amor a los demás, pero sobre todo amor a uno mismo.
A.M.: ¿Cuándo surge y de dónde
la literatura de Pilar Lloves?
P.LL.: Surge de la necesidad de contar una
historia que llegó a mí de la mano de la protagonista.
Yo no quería que se me olvidara y comencé a
escribir sin saber a dónde me iba a llevar aquello.
La primera sorprendida fui o puesto que era algo nuevo para
mí ya que no lo había hecho anteriormente. Bueno…,
sí había escrito pero en mis diarios.
A.M.: Mencionas a la escritora Marianne Fredriksson, autora
de la novela Las hijas de Hanna. ¿Qué géneros
literarios abarcan tus lecturas?
P.LL.: Son novelas realistas y trascendentes del conflicto
humano, diría que son thrillers psicológicos.
A.M.: ¿Sería correcto decir que eres una suma
de todos tus personajes?
P.LL.: Siempre hay algo nuestro en los personajes, volcamos
lo que llevamos dentro y con ello vestimos a nuestros protagonistas.
A.M.: Realidad y ficción a veces se confunden, o entremezclan.
En tu narrativa hay un temblor muy de adentro. ¿Qué
papel juega la memoria en todo esto?
P.LL.: Muchas veces ignoramos lo que ya sabemos, porque nuestras
vivencias se alojan en el inconsciente, pero todo lo que parece
irreal se hace posible para que comencemos a comprender y
explicar realidades hasta ahora ignoradas, a veces es una
experiencia dolorosa, pero siempre sanadora.
A.M.: Dentro de la temática abarcas aspectos que considero
trascendentales, complejos e, incluso, polémicos. Los
niños abandonados; la mujer que descubre que nada ha
sido real y, en tu última novela, el suicidio. ¿Existe
algún motivo?
P.LL.: Quizá, pero sí curiosidad. Siempre me
ha gustado indagar en los conflictos no resueltos, en lo oculto
de nuestra mente, en los traumas psíquicos de todos
los seres humanos y las relaciones interpersonales, en los
secretos…
A.M.: Muchos y muchas escritores mencionan
la catarsis durante el proceso creativo; ¿qué
opinión te merece?
P.LL.: Sí, creo que hay una catarsis porque vuelcas
en tus personajes tus propios sentimientos y emociones, no
tienen que ser cosas actuales, pero sí, hay algo que
resuena en nuestro interior de situaciones y emociones vividas
a lo largo de los años.
A.M.: Este “realismo psicológico” donde
uno interioriza con sus heridas y cicatrices; ¿hasta
qué punto duele?
P.LL.: Duele si antes has pasado por una situación
similar a la que viven tus protagonistas, o por empatizar
con sus conflictos y heridas.
A.M.: Y, después de escribir, en qué
queda ese dolor.
P.LL.: El dolor desaparece si has llegado a resolver bien
una historia, pero si queda algo la pena es más suave,
más llevadera.
A.M.: Afirmas que te han interesado –y
te interesan- las historias no contadas. Lo que nos guardamos.
P.LL.: Sí, esas son mis preferidas,
me gusta ahondar en el alma de cada personaje y llevarlo al
límite porque puedo transformar sus sentimientos más
profundos y hacer una interpretación positiva, creativa
y sana de sus propias emociones, de esa manera llego al final
del proceso en paz y armonía.
A.M.:Tu última novela gira en torno
al suicidio. ¿Consideras necesario escribir desde la
experiencia?
P.LL.: Sí, viví de cerca el
suicidio de un familiar que me había comunicado sus
ideas suicidas, pero no pude hacer nada, por eso necesitaba
contar cómo se siente la familia y amigos ante este
hecho tan trágico. Fue muy doloroso y aunque ha pasado
el tiempo todavía queda la herida.
A.M.: ¿Existe algún tipo de
reivindicación en tus novelas? Lo pregunto, precisamente,
por la temática que tratas, frente a una sociedad que,
considero, está poco preparada o, acaso, desinteresada.
P.LL.: Lo único que reivindico es
la necesidad de hablar, la palabra es curativa porque deja
atrás los bloqueos emocionales, los sufrimientos, los
abandonos, los rechazos y las incomprensiones que se han ido
viviendo a lo largo de los años. Hay que salir adelante,
recuperarse y cuidarse.
A.M.: Si hablásemos de música,
a qué sonaría tu obra: una ópera, rock
duro, tal vez jazz…
P.LL.: Creo que un poco de todo, pero también
música romántica.
A.M.: Cuando concluyes una obra; la dejas
reposar, la corriges directamente o procedes de otra manera.
P.LL.: Cuando la termino la leo, la releo
y la voy corrigiendo; una vez corregida la doy a leer a mis
amigos para que me den su parecer.
A.M.: Siempre nos dejamos algo en el tintero
o, como bien dices, nos lo guardamos. ¿Deseas añadir
algo más?
P.LL.: Que es importante mantener viva la cultura, que leer
da vida y no es que se vivan más años, se viven
más experiencias y eso siempre es enriquecedor.
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