TE QUIERO PARA MÍ
Las letras son el antídoto perfecto para curar la
obsesión por ti, la dependencia de ti. Sí,
dependencia, porque ninguna droga es más peligrosa
ni adictiva que tu piel.
Me has arrastrado a la locura, a vomitar los deseos y sueños
palabra a palabra, verso a verso.
Soy la poetisa mercenaria del diablo, la que sale al ring
con la pluma afilada y las ganas.
Eres todos mis minutos, mis pensamientos, mis deseos, mis
luces y mis sombras, mis comas y mis puntos.
La tentación perfecta para mi estéril cordura,
el despertar de mi acepción más satánica,
la travesura más almibarada para mis sentidos, el
viaje al centro de mis universos celulares, mi guerra y
pasión más desmedidas.
La simetría de mis labios la dubitación de
mi moral, la tersura perenne de mis senos, el orgasmo perpetuo
en mi mente, la lluvia torrencial de mi cuerpo, el jardín
quimérico de mis delicias, mi decreto más
imperecedero, mi resurrección y mi oxígeno
más vital.
Mi perdición, mi todo y mi “te quiero para
mí”.
BRUJA BUENA EN EL SIGLO XXI
Mi existencia no es casualidad, ser un alma errante indomable
me avala.
Soy mujer, llevo magia en el corazón digna del mismo
Harry Houdini y vengo a reventar todas las interesadas normas,
obsoletas costumbres y podridas vergüenzas del mundo.
Vengo decidida a dinamitar los límites del intelecto
e impedir la agonía y muerte prematura de la calidez
de la piel y el alma.
En otra época ya me habrían ahorcado o quemado
en medio de una plaza por bruja, ya me lo dijo una sabia
amiga de Génave que sigue mis relatos, pero para
pesar de algunos juega a mi favor la libertad de la palabra
y la vigencia del Siglo XXI.
No existo, pero estoy, soy el aliento invisible de la libertad
espiritual acechando vuestras nucas. Me conoceréis
en la lágrima, en el escalofrío, en el deseo,
en la añoranza, en el viento ilusionante y huracanado
que despiertan en vosotros estas locas palabras.
Me vais a reconocer os o aseguro, soy la bendita melodía
que deshace una a una vuestras realidades dormidas del yo
más profundo, soy la hoguera en la oscuridad del
alma.
Me vais a reconocer en el halo de estrellas fugaces que
vomito a mi paso, por la revolución emocional que
provoca mi salvaje descaro.
Soy la Ley más vital y trascendental para cualquier
ser humano, pongo de manifiesto como respetarte, amarte
con locura, como mostrar con orgullo tus aplastantes dotes
y virtudes.
No me neguéis, soy lo que ocultáis, lo que
habita inerte en cada uno de vosotros, soy vuestra conciencia,
vuestra verdad, vengo a borrar de la manera más altruista
vuestros miedos y a enterrar vivos vuestros maltrechos e
inexistentes defectos y perjuicios.
Vengo a poner patas arriba vuestros límites y vuestro
conformismo, vengo para daros la lección de vuestra
vida. Hacer que tras mi paso encontréis la mejor
versión de vosotros mismos, que encontréis
vuestro camino y vuestro verdadero yo.
Y entonces, yo partiré con la misión cumplida,
ser una buena persona en este maldito e hipócrita
mundo. Me quedará un paso menos para llegar a mi
destino, la añorada paz en la eternidad.
QUIMERA
Adoré volar hasta el cénit de tu boca, en
ella encontré mis raíces más íntimas
y profundas, la savia hechicera que nutrió mi descaro,
el dulce veneno que me ungió como Diosa, la lluvia
torrencial que empapó por completo mis sentidos y
mi cuerpo…
Adoré perderme en los caminos de las comisuras expertas
de tus labios, sentir latentes los deseos y enigmas cálidos
que me descifrabas con tu lengua…
Adoré el desamparo de mi cordura, el desafío
peligroso al que me retabas beso tras beso…
Tus besos… Esos disparos certeros y honestos que asesinaron
mi voluntad y me rindieron para siempre ante ti.