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No
me marcho a ninguna parte. no abandono la miel que habito.
no dejo atrás el aire quieto que está. si en
tus manos encuentro algo, es el hombre que se mira y se pierde.
se mira y se pierde en el espejo y ya no es inocente. sin
mirarse el ojo alcanza la mano que está en lo alto.
en la mañana el aire está quieto.
en tus manos interpreto el cuerpo que habitas
hoy. por la mañana. eternamente no abandono tu interior
con la sangre. tus dedos erguidos que me llaman, como en una
escalera iluminada, las manos contra el muro blanco. en el
muro tu cuerpo que reposa, y es eternamente blanco con él
como la mañana que habitas. comprendo que los dedos
se mueven como el cuerpo que avanza en el aire. contra la
muerte tú eternamente en la mañana que habitas.
sin sombra contra muros blancos que traspasas.
como canción blanca, como aspas tus dedos que traspasan.
traspasan los muros que hablan. hablan los muros como aspas
que giran, eternamente tus palabras.
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