En la tarde pasaban lentos trenes
y nosotros contábamos vagones,
cumpleaños, cigarros, ilusiones,
con el viento ciñéndonos las sienes.
Pasaban lentos trenes en vaivenes
sobre los encogidos corazones
sintiendo trepidantes vibraciones
lejos de la estación y los andenes.
Tornábamos un punto silenciosos
saltando las traviesas de la vida,
caminando raíles tormentosos,
buscado entre la escoria fenecida
oscuros corazones milagrosos
para incendiar la noche estremecida.