Un río de sonidos palpitantes,
me despierta cual fuego congelado,
rompiendo así las telas naufragantes,
de mi sueño silente y delicado.
Así son las tonadas de este día,
que con su luz disipa mi descanso,
radiantes pinceladas de armonía,
cual aurífero y límpido remanso.
Y mi sueño silente y derretido,
se disuelve en las áureas orillas,
esperando al frescor dulce y florido,
de las estrellas tiernas y sencillas.
Y así mi despertar deja sus huellas,
para decirme que aún hay noches bellas.