Han pasado muchos años desde aquella foto en la
que todavía no
conocías la nostalgia,
pero ya la nostalgia habitaba en tus ojos.
Ahora eres adulto y estudias filosofía
y tranquilamente fumas
mientras ves cómo delante de ti se extienden las
llanuras, se oculta el sol,
llega la noche y no es seguro que vuelva un nuevo día.
Hace relativamente poco que nos conocemos, Santi,
pero ya nos conocíamos en la nostalgia
y en esas tardes viendo el ocaso en las llanuras.
A nuestra edad las salidas también son densas
y beber alcohol y salir de noche
no es lo mismo que cuando teníamos diecisiete años.
Los años nos hacen ver la vida de otro modo
y lo que antes era frívolo ahora es casi una práctica
espiritual.
Las noches madrileñas nos esperan, pero no son lo
mismo que antes,
no son lo mismo.
Antes en ellas nos buscábamos en nuestro laberinto;
ahora en ellas buscamos la vida,
buscamos sentido,
un sentido que no existe