|
En
días negros como los del olvido
los números vacilan
y mudos los teléfonos ocupan el espacio
de toda nuestra casa.
Hay que buscar entonces las palabras perdidas,
aquellas que sirvieron un tiempo de refugio
y construyeron muros para ocupar la tierra.
Dejar caer el vino, gota a gota, en un vaso
y hacer balance de las noches, los días,
el polvo y los caminos recorridos.
Después alzar el vaso y apurarlo.
Solo sabe el alcohol la verdad y el engaño.
|