En el cuaderno azul tengo pintado
los colores que la tarde ha perdido,
el tedio añil y el sol desdibujado
de un verano agotado y fugitivo.
También pinté la escarcha en la ventana
que el sol de otoño acaba derritiendo.
Los rojos y los ocres, la mañana
en que el azul se peina con el viento.
El invierno vacío en el bolsillo
siembra el gris con un color de espera,
de espera en azules y amarillo.
De puntillas bajará la primavera,
a las humildes jaras y al tomillo,
salpicando de olores la pradera.