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poema de Noemí Mocco

OTRO DÍA DE VIDA




El cuarto olía a alcanfor, a vahos de eucalipto y tisanas milagrosas.
Las paredes de pinturas desteñidas descascaraban el tiempo en los rincones, entristeciendo aún más las horas, la luz amarillenta del velador.
El cubrecama en cuadrados de crochet, caía en jirones al suelo de mosaicos gastados junto a las sabanas cómplices del insomnio.
Frente a la cama, la ventana, hechicera de sueños, por donde los tímidos rayos de sol se filtran entre las hojas del ceibo. Pesadamente, se abrieron los ojos en tortuoso lamento con la sangre quemando los huesos. Otro día trayendo la vida con el murmullo externo, pájaros, cielo, hermoso reflejo de bellos recuerdos.
Todo se detiene en un instante de respiración cortada. El paisaje de la ventana se acerca más a sus ojos de fuego. Se posa en la rama del ceibo el hornero, estira el hombre levemente sus dedos queriendo alcanzarlo su mano, piel y huesos. Imposible dominar su cuerpo tieso. Una lágrima rueda por el surco de su cara y en ella, se dibuja una sonrisa. La luz del sol inunda la pieza agigantando la ventana. Tan grande es el paisaje que el pájaro voló sobre la cama. Brillaron de colores las paredes y tanto resplandor borró el cuarto devorado por las ramas del árbol. El cielo se hizo más azul, el aire enrarecido se perfumó con rosas, la vida entró por la ventana, perdiéndose el hombre en el paisaje.


Selección de textos escogidos de © Noemí Mocco, elegidos amablemente por la autora, para su publicación en la revista mis Repoelas:






Otro día de vida


Sumisa


 


Página publicada por: José Antonio Hervás Contreras