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                Aún recuerdo 
                    cuando tus brazos fuertes me sujetaban 
                    yo feliz sonreía y de emoción gritaba, 
                    mi padre adorado, 
                    hoy te veo ya tan cansado, 
                    tus manos son tan frágiles, 
                    tus ojos han perdido ese brillo que me iluminaba. 
                    Un gran dolor en mi corazón se clava,  
                    al verte postrado a una cama,  
                    sin escucha tu voz como todas las mañanas, que me decías... 
                    ¡Vamos hija ya el sol quiere verte y acariciar tu cara!... 
                    El ya no me habla ya no dice nada, sus ojos ya no me miran, 
                    tiene perdida la mirada, su sonrisa ahora sé a vuelto 
                    una mueca de dolor y nostalgia. 
                    ¿Cuanta tristeza puede caber en mi alma? 
                    Al ver a mi padre triste al borde de la muerte, 
                    él sabe que se irá mañana, yo tengo que 
                    aceptar que de mi lado se separara. 
                    Solo los recuerdos quedarán, de aquel hombre que la 
                    vida me dio al sembrar la semilla de gestación en mamá. 
                    Padre mio las gracias te doy por darme vida y amor. 
                    
                   
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