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Por ti solloza mi
alma cual campana
que redobla bien fuerte a la distancia,
porque fragua el viento en la sabana,
ese volcán que deja su fragancia .
Testigos son las nubes pasajeras
que desde su carruaje oyen mi llanto,
ellas serán las ninfas mensajeras
que te lleven las notas de mi canto.
El viento las arrastra en fiel cortejo,
que no te halla perdiéndose a lo lejos,
quedándose arropado de tristeza.
Sumiendo tanta escoria en un ahogo
al irse el petulante amor que abrogo
malvado, con que el alma se embelesa.
Presto vuela la nube pasajera
movida por el viento alborozado
pues tu regreso anuncia la agorera
liando este corazón desesperado.
Al venirse las nimbas blanquecinas
traen de vuelta lúcida sonrisa
y al sol radiante esbelto que iluminas
bajando la erupción ya más sumisa .
Van las nimbos y el viento en su tropel
y el efluvio tornase en oropel
al regresar la reina de mis cuitas.
Las nubes comadronas van contentas
pues ya tu barriguita ahí revientas,
la luz que traerá las mañanitas.
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