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Caminamos cogidos
de las manos
por mundos polvorientos y espinosos
anduvimos por desiertos lejanos
salvando nuestros sueños amorosos.
Logramos hallar jardines floridos
bañarnos en cascadas cristalinas
enjugar ese amor profundo y fluido
con esencia de rosa y clavelinas.
Creamos un universo divino
del cielo llovían sendas albricias
quimeras en un mundo nacarino
pasiones que suscitaban delicias.
Yo era el verso escrito, él mi poesía
siempre plasmando letras al amor
era el maestro que me corregía
tiempos atrás vividos con fervor.
Amarnos desde el albor era un sueño
éramos felices, todo era ilusión
volábamos, del cielo fuimos dueños
él me dio su alma, yo mi corazón.
Una nube negra llegó a mi estancia
la lluvia bajó y se llevó el calor
duele el alma, tristeza da la ausencia
qué difícil es vivir sin amor.
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