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Aquella
excursión iba a ser un viaje al pasado. Todo estaba
listo para enseñar a los niños el descubrimiento
de la imprenta.
Salió un señor bastante mayor y vestido de una
manera extraña y remota dejando a los niños
con la boca abierta. El hombre se presentó
- Amigos soy Gutenberg soy alemán me dedicaba a enseñar
a pulir espejos así ganaba algo de dinero con la idea
de cumplir mi secreto.
Un alumno de nombre Juan preguntó.
-¿Que secreto?
-Espera muchacho con atención. Los chinos inventaron
el papel mi idea era plasmar en aquel papel letras. Compre
plomo, prensa y molde de fundición para imprimir. Era
un trabajo refinado. Aquel burgués se aprovechó
de mi dejándome en la calle.
-Diego exclamó ¡Que injusticia!
A Gutenberg se les saltaron las lágrimas. Siguió.
-Tienes razón hijo, Pero hay gente muy buena.
Miguel pregunto - ¿Quién fue?
-Un funcionario del ayuntamiento compró un taller,
pero las cosas salieron mal y tuve que pedir dinero.
Celia - ¿Cómo era tu trabajo?
El respondió. Confeccioné moldes de madera donde
acoplé las primeras letras consiguiendo una impresión
más rápida ejecutando muchas páginas
convirtiéndolas libros.
Antonio. Levanto la voz.
- ¿Qué libro fue el primer impreso?
-Buena pregunta, Fue la biblia con una tirada de 150.
Miguel comento. - Entonces la gente debería estar agradecida
por tu invento.
Entre sollozos murmuró.
-Solo lo reconoció una persona que yo era el verdadero
inventor de la imprenta.
Clara ¿quién fue?
- Fue el obispo y me acogió en su convento hasta mi
muerte.
Aquellos niños le aplaudieron con gratitud para imprimir
libros para que el mundo lea.
Gutenberg con una sonrisa se desvaneció. |