¡Siempre me estáis estorbando!
dijo la rata enfadada,
y los ratones se fueron
con la cabeza agachada.
¡Qué jaleo estáis armando!
Otro día no vengáis
y si acaso uno por uno,
¡Mucho mejor si avisáis!
Así todos los amigos
dejaron de visitarla,
nunca más fueron a verla
y llegaron a olvidarla