Desnudas, humilladas casas,
grises sombras sobre asfalto.
Atrás muelles de insania,
podridas barcas, calles tortuosas,
mortecinas farolas, tedio.
Memoria en esquinas rotas,
viento ajeno a lo perdido.
Regreso al olvido de estancias
al aire rancio bajo los tejados.
En las vitrinas máscaras,
retratos de agua, panes con moho.
Dispuesta una hoguera en el jardín
de fuego alto, razonable.
Cenizas se dispersan por los setos,
testigos vegetales en balcones.
Lento camino hacia las tapias,
el único recuerdo persistente
el pulso del agua entre las rosas.