Cómo me turbaba pensar
Que tras el azogue
Oscuro el silencio
martilleante de los espejos
Había extraños que miraban
Vigilantes
Amenazando
mi sueño
Que eran pesadillas
En el marco negro sangre
Del castaño y la caoba
Esa casa de tapices y estucos se vendió
No me importó porque era joven
Y solo miraba al futuro
Y creía en el futuro
lejos
Se habrá tirado y habrán
Descolgado los retratos imponentes
los espejos
Dorados pese al polvo y el tiempo y barrocos
Que durante el día reflejaron
Mis únicos días y los suyos
Ahora sé que eran ellos
Los que allí se miraron
Antes de mirarme yo
Siempre asustado
Siempre esquivo
Por no verlos
Por fingir
que no los veía
Un día
Esperaré
La mirada dulce comprensiva
De quien pueda verme y no me juzgue