No basta
                      con amar, con sólo amar. 
                      No basta. Se hace imprescindible construir 
                      el esqueleto del amor, su compostura. 
                      No basta un yo te quiero, no es bastante.
                      Hay
                      que henchir el corazón
                      del otro, y conseguir 
                      que flote en una nube, constante, de emociones.
                      Amar
                      no es lo que importa. No es sólo la pasión 
                      
                      lo que arrebata -del amante- el corazón.
                      Es...
                      Es sólo una porción. Amar y ser amado es otra 
                      cosa.
                      Es fabricar 
                      un solo yo. En una dirección, en una sola.
                      Amar es dar la mano cada día, amar
                      es ilusión.
                      Es trabajar, como el cantero, 
                      la piedra hasta pulirla, y darle forma. Es transformar 
                      la arcilla en porcelana. Es convertir
                      la fruta en mermelada, la vid en vino dulce, 
                      la noche en madrugada.
                      Amar no es suficiente. Si uno ama,
                      que el otro sienta amor es lo que cuenta. Con solo amar 
                      
                      no basta.
                      Amar es no sentir 
                      que otro te gobierna, es consentir
                      que existan diferentes opiniones, y escuchar 
                      del otro su criterio;
                      y dialogar -incluso discutir, si hiciera falta-
                      con el solo interés 
                      del mutuo entendimiento.
                      Amar no es otra cosa que olvidar 
                      que un día fuiste uno. Es generosidad,
                      es dar lo que uno es
                      y hacer un yo distinto...
                      Amar es renunciar. Amar
                      es no sentir 
                      que aquello que, de ti,
                      entregas 
                      cada día, es renunciar.
                      Amar es renunciar
                      en pos 
                      de la armonía. Sin duda, 
                      sin pensarlo, sin que duela el abandono 
                      de tu ser. Amar es no importarte 
                      que un día fuiste tú. 
                      Solo tú. 
                      Amar siempre es ser dos,
                      y serlo convencida.
                      Amar no es suficiente. Amar 
                      es ser el otro, es ser de otro, un poco cada día...