VINO LA MUERTE AL LLEGAR EL DÍA
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Vino la muerte al llegar el día, con medio abril deshojado,
trayéndome este invierno en primavera.
Vino en silencio, toda sigilosa,
con la eficacia de un asesino entrenado
deteniendo su corazón y mi latido.
Puso en erupción el volcán de mis ojos,
no había freno ni consuelo para soportarlo
ni capacidad para decirlo en mis labios.
Todo yo era la misma impotencia.
Rendido, malherido por esta puñalada,
me hallo buscando las fuerzas para soportarlo
entre paredes hechas de recuerdos y de días.
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