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Como un hechizo
de amor llegaste a mí,
con el embrujo cantar de caracolas ausentes,
y de ese mar que llega y luego se va,
abrazando nuestros sueños sin ninguna esperanza.
Nos amamos bajo palmeras que ondulaban sus hojas,
bajo la suave brisa de nocturnal silencio,
abrazando nuestros sueños de amor eterno,
juguetona la arena se adhería a nuestra piel.
Era un amor envolvente, muy loco casi irreal,
horas entregados a nuestra felicidad,
olvidando todo a nuestro alrededor,
forjando sueños que nunca se realizaron,
pero que aun viven en nuestro ser,
amándonos por siempre en un total silencio
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