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No deseo transgredir
como Carilda
¡de verdad, eso no quiero!
pero cuando veo tu boca almibarada
no puedo evitar prender el fuego.
En las noches de invierno -cuando llegan-
nuestro hogar se muestra tan sencillo
que se llena con todas las estrellas
y tus besos lo mantienen encendido.
No quisiera desenfrenarme como ella
mas cuando rozas mi vientre con tu pelo
resucita en mi piel la adolescencia
y entre tus brazos, amor, me desordeno.
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