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La llamaron poesía
a la mujer, porque era
huellas en papel y tintas
incólume de la mente.
La llamaron poesía
porque la silueta danzaba
en líneas de hojarascas y
antónimos de vejez otoñal.
La llamaron poesía
porque siempre esperaba
amor en aquella banca de
alameda leyendo crónicas.
La llamaron poesía
porque era sinfónica
musical en liricas de
rimas.
La llamaron poesía
porque siempre venia
en versos endecasílabos,
cuando era época efímero
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