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Soy un río
de lágrimas olvidadas,
un serpentín
que destila frío
bajo cavernas de soledad.
Soy el amanecer
que te invita
el primer café negro...
aquél que durmió
en el infierno
de tus cabellos gitanos.
Soy la colina blanca
que te observa
cargando vocales
alborotadas.
Soy el rompecabezas
que grita tu nombre
por caminos
empedrados
y marcados de cruces.
Soy un río absurdo,
un loco
buscando violetas
en el invierno...
deshojando
hojas del libro
de visitas en tus sueños.
Soy el que cree
que hay caminos
sin valijas andariegas,
hoy...
precisamente hoy...
que no sé
si me has echado
al olvido de los vientos,
si aún sigo
como fantasma
de tu alcoba llorona,
precisamente hoy.
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