COLABORACIÓN
CON REPOELAS |
ARTURO HÉCTOR
ESPICHÁN
(ARTURO D' ARTURO) |
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Arturo
D' Arturo- en las redes - Arturo Héctor Espichán:
nació en Lima en el año 1971, cultiva la poesía
y narrativa. Ha publicado el poemario “Lluvia
de Bocas” con el seudónimo
de Arthur Elletson. La mayor parte de su producción
sigue inédita.
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Contando
con una formación clásica, tiene gran interés
en la cosmovisión andina y la arqueología, también
ofrece numerosas colaboraciones de poesía y cuentos
de lo real y fantástico con varios grupos de Argentina,
Chile y España.
Ha sido entrevistado por programas de radio y por el diario
“La Voz Hispana de Nueva York”. |
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MICROCUENTO
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El bombardeo
era intenso, los vietnamitas habían cercado el refugio
de los americanos, habían solo cinco personas, las
baterías habían soltado toda su potencia de
fuego en oleadas de proyectiles que llegaban de todos lados.
-¡Hay que salir de aquí rápido!
-Teniente, estamos rodeados, los vietcong están soltando
metrallas por todos lados.
Los soldados estaban sudorosos y sucios, solo atinaban a agacharse
y pegarse a los sacos de arena para protegerse de la potencia
del fuego enemigo.
-Teniente, hay que esperar un momento y salimos corriendo
hasta el Portatropas, es nuestra única salida.
El ruido era infernal gritos por todos lados, silbidos de
balas y explosiones era seguido cada segundo se escuchaba
una explosión.
Ya estaban por salir cuando una explosión ensordece
el ambiente y caen los soldados, al reincorporarse, todo estaba
en calma.
-Hay que esperar que ha pasado. Ordenó el Teniente.
Todos estaban magullados y heridos levemente. Todo el refugio
estaba lleno de polvo y humo. Había una atmósfera
de confusión. Los segundos se hacían eternos.
Todo se desarrollaba con una lentitud pegajosa entre minuto
a minuto.
Cuando todo se aclaró se atrevieron abrir la puerta
del refugio y vieron a personas civiles tiradas en el piso,
quejándose y pidiendo ayuda, había decenas y
decenas de personas en estado grave.
Qué raro Teniente, no parecen vietnamitas, el lugar
está cambiado, seguro que el bombardeo ha sido tan
feroz que arrasado con todo.
Sargento usted y López traten de ver que es lo que
pasa.
Si teniente.
Comienzan a caminar por la larga fila de gente que estaban
a lo largo del camino, pudieron apreciar que la ropa era extraña
y diferente a la de los vietnamitas, López oyó
unos pitidos bien raros, como saliendo de un detonador.
¡Al piso Sargento! Se tiró encima del Sargento
para salvarlo de la explosión. Pero no pasó
nada.
Miraron alrededor y la gente seguía igual quejándose
de enferma.
La gente miraba a los soldados de una manera extraña.
Están locos. El ejército nos ha mandado locos.
Esto es una burla nos estamos muriendo y se burlan de nosotros.
¡Fuera! Vienen a burlarse de nosotros.
Sargento, hablan español. No son vietnamitas.
Que dices López, te está afectando la guerra.
Sargento, soy mexicano y se reconocer mi idioma.
Comienzan a caminar al lado de la hilera de personas y López
le pregunta a una señora: ¿Que tiene señora?
Tengo Covid.
¿Covid? ¿Qué es eso?
De dónde vienen ustedes....
¿Qué lugar es este?
Este es Iquitos.
López pregúntale en que parte de Vietnam queda
Iquitos.
Sargento dice que en Perú.
¿Perú?
Pero no puede ser.
Sargento podemos ayudar a estas personas, ese Covid parece
ser una clase de Malaria y allí tenemos medicinas para
esa enfermedad.
Hay que comunicarle al Teniente.
Todas las personas comenzaron a recuperarse poco a poco.
La medicina resultó ser eficaz.
De pronto llegan vehículos del Ejército Peruano
y ven a los militares extranjeros y los arrestan, los meten
a los soldados a un calabozo.
Ustedes van a confesar ahora mismo que narco los ha enviado.
Vamos hacerlos soltar la lengua a la fuerza.
Los gringos seguían asustados.
No tenemos como comunicarnos con nuestra embajada.
Cuando oyen en la radio una publicidad por fiestas patrias:
"A un año del Bicentenario de nuestra independencia".
Teniente si es su bicentenario debemos estar en el siglo 21.
Estamos en otra época, hemos viajado por el tiempo
muchachos.
Si nos entregan a otras autoridades, nos llevarán a
nuestro país y de allí nos van a meter a un
hueco, dónde nos van a estudiar y es como estar muertos.
Tenemos que ver la forma de cómo salir de aquí.
Los gringos estaban desesperados, en eso se aparecen dos soldados
con un señor casi desnudo y les dice: Estoy agradecido
con ustedes por lo que han hecho yo los voy a regresar de
donde vinieron.
El Brujo comenzó hacer un ritual de Ayahuasca, comenzó
a tomar un brebaje y comenzó a bañar a los soldados,
recitaba un mantra extraño.
El Comandante encargado del Calabozo al oír los cantos,
dijo: ¡Que está pasando aquí carajo!
Voy a parar esta payasada. ¡Soldados!
Se dirigieron al Calabozo y cuando llegaron no había
nadie en la celda.
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MICROCUENTO:
APU |
Los
conquistadores avanzaban por la espesa selva guiados por el
indígena, que iba al frente y llevándose un
pendiente en la boca, repetía casi en trance, como
un mantra, la palabra APU. Había pasado mucho tiempo
desde que Pizarro los envió a buscar el "Dorado".
Todos se preguntaban que era el Apu, a donde eran guiados;
hasta que uno desesperado, preguntó: ¿Que es
APU?; lo hizo al llegar a un campo abierto de la selva donde
vieron en medio de la explanada un armatoste de altura imponente,
con unos brazos extendidos en la cima, estaba rodeado de unos
seres extraños, estáticos, que vestían
unos trajes y cascos dorados, portando unos báculos
extraños, parecían que los estaban esperando
y que al verlos comenzaron a movilizarse rápidamente
en todas direcciones, los conquistadores se fueron acercando
mas al armatoste confundidos hasta que pudieron leer en un
castellano muy extraño para ellos una inscripción
en la puerta del armatoste: "Asociación
Peruana de Ufología". Una
vez adentro, los brazos del APU comenzaron a girar. |
Poemas y microcuentos del escritor peruano©
Arturo D'Arturo (seudónimo) , cedidos amablemente
por el autor, para su publicación en la revista mis
Repoelas:
Y era casi de madrugada
MICROCUENTOS
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