CHARLA CON UN MUERTO
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Ante
el supremo amor, las palabras fluyen cristalinas desde el
alma del poeta, luz suprema que alumbra la oscuridad de
mi soledad, precipicio difícil de transitar, sin
tu amistad.
El día que caprichosa la vida se escapó de
tu cuerpo aun joven, el ogro de la muerte silenciosa, sin
ser anunciada, se presentó, no importándole
nada, se olvidó que aún no habíamos
sido niños, que aún nos faltaba tanto por
recorrer, una infancia mentida donde el calor materno estuvo
cargado de ausencias.
Quizás por eso cuando tu hombre, yo mujer nos fundimos
en el primer abrazo, unimos nuestra hermandad, guiándola
por la senda del amor.
Como dos bohemios soñamos por los caminos escabrosos
del destino, tú con una guitarra en los brazos, desgranando
melodías; acariciando sus cuerdas de la prima a la
bordona.
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Con tu voz de trino de cardenal, que rasgaba las noches
de luna llena del rio Uruguay, que escuchaba tus lamentos
de poeta enamorado, con una flor en la mano y un desengaño
en el alma.
Yo, en un mundo fino de lápiz y papel, cociendo
versos, remendando rimas, echamos a volar por sentimientos
desconocidos nunca compartidos, vividos por dos locos,
que desconocían los estragos del tiempo, que la
juventud no es un atenuante para la muerte, no tuvo piedad
de ninguno de los dos.
Nos sentimos hermanos, amigos, hijos del sentimiento y
acunamos en nuestra alma lo que juntos vivimos.
Por eso contemplo tu vuelo, en silencio, en estas negras
horas, los poemas se enlutan y mi alma vive el tormento
de tu vuelo sin retorno, con el consuelo que dos hermanos
más sostienen mi corazón en el momento del
dolor.
Mi ser rebelde no quiere explicaciones, no existe para
él la resignación cobarde, puedo sentir
tu presencia de esa dimensión como si un fino velo
nos separara.
Tú eras parte de mi caminar, de mi sentir, de mi
impresión, volvimos a ser niños, nos caímos,
nos levantamos y corrimos hasta la cima misma de la montaña,
e hicimos nuestro el mundo.
Clamo a los Dioses un poco de consuelo, mas no me oyen,
es como si me abandonaran en el valle de las lágrimas.
Hermano;¿ qué caminos a de recorrer?, ¿Cuál
fue el sendero que te conquisto para no resistir tu partida?,
¿conque te tentó tu Dios, para irte de viaje
pronto?,¿Cuántas guitarras al viento te
esperaban, para escuchar el cardenal que dormía
en tu pecho?´
Como un ave herida resisto tu partida, tan así
que te voy a contar después de tanto tiempo, encontré
a tu hijo, si tu hijo, no creas que fue fácil,
pero vino a mi cuando más quebrada estaba, siempre
digo que tú lo guiaste hacia mí, estoy llena
de dudas, nada que no se pueda arreglar.
No sabes lo que fue aquella mañana cuando lo vi
por primera vez, el me reconoció, me pregunto si
era yo, me pidió que lo abrazara, cuando nos fundimos
en ese abrazo, fue como irme de viaje al pasado, volví
a tenerte en mis brazos como hace veinte años atrás,
lo que él me cuenta, es tan fiel que hasta el tiempo
da justo, te imaginaras, era un aves fénix resurgía
de mis cenizas, tenía el mejor legado, otro sobrino
para amar, para contarle de ti, de las pocas picardías
compartidas, porque hasta en eso fue tirana la muerte,
nos controló el tiempo, no dejo que nos termináramos
de conocer, te imaginas yo acostumbrada a una familia,
padres, hermanos, abuelos y tu todo lo contrario, después
de hombre te rencontraste con tu sangre.
Tenía tantas ganas de charlar contigo, que hice
un alto en mi camino, no estoy loca, es que cuando veo
a Luis, en su mirada te encuentro a ti, sé que
la libertad de tu trino llena de júbilo la planicie
de los cielos, cuando tu voz se eleve, canta una oración
por mí, para calmar mi herida, para que el llanto
sea mansa llovizna, y tus manos la cuna que sostenga mi
corazón, hoy no es un día cualquiera, es
el día que te conocí hace veintisiete años
atrás y tu hace veinte años que te fuiste
sin regresar.
Hermano, ahí donde estés, cuando te visite
la inspiración, rompe el silencio, con una caricia
lenta que haga llorar las cuerdas de tu guitarra, que
con los oídos del alma yo escuchare la melodía
que de esa dimensión tú me envías,
tendré. la certeza que aún me recuerdas.
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