Ese toque delicado de tus labios
sobre el desgarro del miedo,
es sueño en la huida.
Hay seda en la mirada.
Ternura.
Dos lenguas entregadas al silencio
se beben las palabras.
Minutos mudos.
Arden las sombras.
Son tus manos.
Mis senos.
Tu boca.
Y ese beso en mi sexo.
Gemidos que gritan suspiros.
Templos abiertos.
Es húmedo el deseo.
Ya está.
Se escucha sin voz mi latido
diástole del tuyo.
Poema incluido en el poemario “Palabra
duende sin final”