Lo primero es hablar como se debe,
lo segundo es saber lo que se dice:
no confundir renglones con lombrices,
versos con espaguetis mal cortados.
Tercero es ritmo y emoción, belleza.
El cuarto es añadir algo a las obras
que han ido por delante. El quinto sobra:
que sea original, y no copiado.
Seis: tacto, olfato y ojo al manuscrito,
si merece la pena o, francamente,
preferible tirarlo a la basura.
Del siete al nueve, es que el motor funciona:
publicación, distribución y bienes.
El diez, tal vez, será literatura.