|
De aquel poema recuerdo su momento, su historia,
su callada tristeza.
Recuerdo todavía el soliloquio de su música,
el canto desafinado del corazón que lo rodeaba.
Aquellos besos con sabor a salitre y arena,
con sabor a playa bañada de invierno.
Aquel viento que despeinaba tu cuerpo
meciéndose a la orilla
de una luna de plata.
Aquel llanto perdido,
llanto y risa de un futuro inesperado.
Aquellas tardes, de rutina y silencio
que negaron al poema la sangre y la vida.
De aquel poema ha resucitado el hombre
que ahora lo recuerda
y lo reinventa.
|