Permanecí escondida durante largo tiempo,
dormí bajo las hojas de un haya,
me cobijé con las mimbres de un cesto
huyendo de mí sin yo saberlo.
Nací por donde el Sol se oculta
y nací de colores
y con astros adornando mi pelo,
al alejarme de la Tierra todo eso lo fui perdiendo.
Mi estela porfiada y testaruda
nunca desistió,
siguió tras de mí atenta en su espera
con la misma paciencia con que custodia un ave su nido.
Abandonada y excluida como estuve,
sin reconocer ni tan siquiera mi propio honor,
debo entender que
la identificación ha sido gravosa.
Quien no quiera verme, está en su derecho.
Yo determino cada mañana frente al espejo
lo que veo y lo que creo,
ya se izaron con el viento las hojas de haya
y los años desvencijaron las mimbres del cesto.
Vivo restaurando mis siete colores de nuevo.