Deseo
                      acabar con tu recuerdo.
                      Troceo,
                      lentamente,
                      tu presencia,
                      esa que aún reside
                      en mi memoria.
                      Separo
                      tus pobres besos de
                      los tristes abrazos y
                      clasifico
                      por dolor infringido,
                      gritos,
                      abusos
                      insultos y
                      humillaciones.
                      Cada una de tus partes
                      requiere
                      una destrucción apropiada.
                      Pero,
                      no tengo fuerzas.
                      Es por eso que,
                      simplemente,
                      guardo en bolsas,
                      clasificadas por colores,
                      tus hirientes comentarios,
                      tu mirada altiva y
                      ese constante intento tuyo
                      de hacerme pequeña, 
                      menos que nada.
                      Con cuidado,
                      las depositaré
                      en la cara oculta de la luna
                      porque
                      la luna llena
                      siempre te dije que era mía
                      y tú, 
                      jamás, lograste arrebatármela.