El extraño silencio del jardín,
se anticipa al invierno
como la oscuridad
de las tardes más cortas,
de esas horas tan fugaces que arrojan
mil sombras repentinas
en los árboles ebrios de verano.
La certeza de que todo se acaba,
enmudece a los pájaros.
Aunque todo forma parte del ciclo:
el desfile de hormigas
en los mismos pretiles,
temporadas de frutas,
despedidas puntuales
en los mismos andenes.
Aunque se repiten los mecanismos
de la vida y la muerte,
no cesa el desconcierto.
Es imposible obviar
La tristeza de siempre,
del aire y las costumbres.