ALCAUDONES
He dormido entre brezos en el fondo
de la Garganta del Infierno,
donde la quebrada ahonda
su herida mineral.
Hacia la madrugada, mariposas
blancas (aquellas de dulces presagios
bajo la luz lechosa de Monfragüe),
enredaban su cándido vuelo
en las telas de negras arañas tejedoras.
El sol tiñó de grana y alcaudones
la luz de la mañana
y busqué la miel de tus colmenas
y tu otra claridad entre los arces.
De: “La sombra del alcaudón”,
premio Internacional de Poesía Ateneo Jovellanos, 2006
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