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DESDE
ESTE MAR SIN ORILLAS
Siento como me arde la planta de los pies
como si anduviera descalzo
en esta guerra monotona
contra cada uno
y contra todos,
en esta ciudad sin playas
en esta remota costa
sin arena ni huellas,
mundo excluido del mundo,
margen profano
de todo agua.
El aire es como un metal disperso
donde no se puede leer
la humedad
ni en el aliento de las voces,
un metal gris,
asfixiante,
donde mueren
todas las miradas.
Necesito creer que esto es lo mismo
que puedo reconocerte en algo,
que puedo vivir de ti todavía
y cada día nuevamente,
pero que puedo hacerlo
por algo más que por recuerdos |