ENTRE LAS SÁBANAS |
Aburrida
de ser para todos una continua decepción, hice lo único
con lo que nadie jamás me criticaría si soñaba
lo suficiente, y no volvía a abrir los ojos en ocho
horas.
En un principio no podía dormirme y no hacía
más que dar vueltas en mi lecho, hasta que me pareció
despertar en otro sitio; en otro pueblo, en una tribu perdida
en el calor donde todos iban desnudos, aunque siempre con
un montón de abalorios y collares con los que adornaban
su pelo y todo su cuerpo.
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Celebraban algo pues no dejaban de cantar y festejar, entonces
enarqué las cejas cuando salí de la choza, y
una marabunta de mujeres enardecidas y muy maquilladas, se
me abalanzaron nerviosas como si fuera el centro de atención.
Me llevaron hasta unos hierros candentes… Por lo visto
era el día antes de mi boda, y me iban a marcar por
todo el cuerpo con tatuajes de colores para indicar a los
dioses que era una mujer fértil.
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Sujeta por las nativas dije educadamente que quería
salir de allí, pero no me entendían y lo que
les extrañaba era que yo no compartiera su alegría.
Me puse a temblar al borde del colapso, y grité histérica
lo más alto que pude…
Hasta que me di cuenta que seguía entre mis sábanas
de lino, y me sentí dichosa de estar donde estaba. |
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