ESQUEMA
PARA UNA DECORACIÓN DEL AGUA
Fragmento VII |
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Para lo que no se recobra,
lo mismo es un río que un mar,
de donde es un mal de hombre:
siempre desgranar las falsas pedrerías
de las brújulas que, inútilmente,
enjaezan el tósigo azul del ocaso;
siempre recomenzar, tras la médula gris
del desasosiego, la inequívoca biografía del
mar.
No obstante, todo hubiera sido en vano
de no haber sido por las exigüas palabras,
cada día más indóciles,
con que el hombre tala el bosque del silencio
y nos recuerda que todo transcurre
(que es de lo poco que tiene a favor)
como al agua se lo recuerdan
los remos de las barcas que lo cruzan.
Condenado a escuchar únicamente
la canción de ciego que el mar entona,
al hombre no le queda más que aclarar
sus sonidos en el sol del crepúsculo
y guardarlos para el futuro amanecer,
porque el mar, por así decirlo,
siempre ciega al corazón que canta,
enseñándole a saber el silencio,
vaiviniendo su paso, no su historia.
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Selección de poemas de © Antonio
José Trigo, cedidos por deferencia del autor,de sus
poemarios "Esquema
para una decoración del agua", y
"Rapsodia
de lo oscuro ofreciente" para la revista
mis Repoelas:
Fragmento IV
Fragmento VII
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