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POETAS Y ESCRITORES ENTREVISTADOS

 

ENTREVISTA AL ESCRITOR
SANTY PORTELA


REALIZADA POR:
ADOLFO MARCHENA

El escritor y dramaturgo   Santy Portela
(“Hay que leer de todo sin miedo”)
Santy Portela (Madrid, 1988). Como dramaturgo ha estrenado obras como Influencias, Reflejos, Último Beso, Besos, Soledad en la habitación o Tu voz. Ha publicado varios textos teatrales: En estado de espera, Miseria partida, Veintitrés, Cuatrocientos ochenta siete y La gran marioneta. En el año 2020 publicó la antología de relatos Así acaba todo y en el 2021 participó en la antología Orgullo Zombi. Su último libro publicado lleva por título Soplos Ahogan Fuegos.
Adolfo Marchena: Tras una obra muy personal que te marcó mucho, decides abandonar el teatro para centrarte en otros formatos y géneros. ¿Qué te has encontrado?

Santy Portela: Más que abandonar yo diría que dejo la escritura teatral en pausa. También es cierto que poesía siempre había escrito, pero para mí y sin intención de publicar.

No me encontré tampoco nada que me sorprendiera. No cambié mi modo de escribir o mi estilo, solo lo transformé.

A.M.: En este sentido; ¿existe una meta en la creación?; ¿Y cuál es la de Santy Portela?

S.P.: Mis metas en la creación siempre son de corto alcance. No miro más allá de los proyectos en los que estoy en cada momento, tanto a la hora de trabajar en ellos como en su fin, ya sea presentándolos a certámenes o buscándoles cada editorial.

Mi meta al final es escribir lo que me apetezca en el momento en el que estoy. Si estoy centrado en narrativa, pues narrativa; si quiero volver al teatro, pues teatro. Y la poesía siempre como válvula de escape.

A.M.: Formaste parte de los miembros que fundaron la compañía de teatro Vaivén. ¿Qué te ha aportado el género dramático respecto al lírico y narrativo en los que ahora te desenvuelves?

S.P.: El teatro me ha dado aspectos muy enriquecedores como es la urgencia de la acción, el desenvolverme con los diálogos con bastante comodidad, la capacidad de centrarme en sentimientos. El teatro, al final, es vislumbrar los sentimientos de los personajes hechos en carne por las actrices y los actores.

Muchas personas que han leído mi teatro decían que era muy poético y al revés, que mi poesía y mi narrativa eran muy teatrales. Al final, yo creo que los compartimentos estancos que se les da a los géneros deberían ser más fluidos y no tan rígidos. Buscar subvertirlos y mezclarlos.

A.M.: Los poemas de Soplos Ahogan Fuegos se escribieron durante los años 2018 y 2019, una época complicada para ti. ¿Hasta qué punto se refleja en tu poesía?

S.P.: En todos los puntos. No hay ninguna de las poesías de “soplos…”que no sean un reflejo de cómo me sentía en aquellos años. Es por eso que decidí que quería publicarlo, porque se trata de una época muy dura, oscura, de búsqueda; y quería compartirlo a sabiendas de que las lectoras y lectores podrían verse representadas en ellas. Lo maravilloso de todo el proceso es que ya no estoy en ese punto, que lo he superado y ahora puedo mirarlo con perspectiva.

A.M: Dante Alighieri dijo: Quien sabe de dolor, todo lo sabe.

S.P.: Todo el mundo sabe lo que es el dolor. Todo el mundo sufre. Por unas cosas o por otras. Al final el dolor forma parte de la vida, al igual que la alegría, la plenitud o la desesperación. Para mí la poesía, “soplos…” fue una forma directa y catártica de enfrentarme a ese dolor, de crear algo con ese dolor y no regodearme en él.

A.M.: Respecto al estilo he leído una afirmación donde dices que no es fijo, que siempre viene y va.

S.P.: En Contexto Teatral, si no me equivoco. Eso es lo que pretendo, otra cosa es que lo consiga. No quiero tener un estilo inamovible, sino que fluya y que se deje influir. Vuelvo al tema de subvertir los géneros: me parece horrible que tengamos que plegarnos a lo que se afirma que es un género. Al final el arte es creación y toda creación debería tener su poso de destrucción, de romper con lo establecido.

A.M.: ¿Se puede afirmar que Soplos Ahogan Fuegos supone un desdoblamiento del yo; un yo que, en ocasiones, se desprecia?

S.P.: En aquella época, sí. Sin duda alguna. Aunque no fuese consciente de ello. Todo forma parte de un sendero que tenía que recorrer y, en ese viaje, surgió el desprecio, la incomprensión y la autodestrucción.

A.M.: En el poema Los monstruos sí existen, uno de sus versos sentencia: Lo que no es realidad es vida. ¿Cuánto hay de onírico en tu obra?

S.P.: Supongo que mucho. El mundo onírico siempre me ha intrigado por su profundidad. En el teatro también me pasaba y jugaba con el contraste entre escenas “reales” y oníricas. Al final, los sueños son, en parte, un reflejo de lo que anhelamos.

A.M.: Da la sensación de que buscas el silencio pero, de alguna manera, el ruido permanece a tu lado, como una voluntad propia.

S.P.: Resulta curioso porque me gusta trabajar en cafeterías, sentarme a escribir mientras me tomo un té o un refresco. Al final esa entidad del ruido, aunque la menosprecie, la busco. El ruido es vida.

A.M.: Hermann Hesse escribió: He sido un hombre que busca y aún lo sigue haciendo, pero ya no busco en las estrellas y en los libros, sino en las enseñanzas de mi sangre.

S.P.: Yo podría decir que soy una persona que busca en todos lados, en continuo aprendizaje y crecimiento. Y hay momentos, etapas en los que necesito realizar esa búsqueda en mi interior, en mi sangre como afirma Hesse, y otros en los que me viene del exterior.

A.M.: En los poemas de Soplos ahoga fuegos, habita el vacío, la pérdida o el alcoholismo. ¿Cómo fue el proceso de creativo?

S.P.: Cuando escribo poesía el proceso parte del momento, de dar rienda suelta a lo que siento cuando agarro el cuaderno y lo empiezo a llenar de versos, sin ningún tipo de cortapisas ni censura. Luego, ya más relajado, sí que corrijo y retoco intentando mantener ese poso inicial de naturalidad.

A.M.: Precisamente, el poema Alcoholismo incipiente es una reflexión donde el poeta se rinde, y también desea que le dejen en paz porque, como dice el verso final: ¿Qué más puedo hacer yo?

S.P.: Siempre he sido una persona que bebía mucho y, por suerte, estoy controlándome en los últimos meses. En la época en que escribí los poemas de “soplos…” toqué fondo y el alcohol exacerbaba ese sentimiento de pérdida y hartazgo. Me sentía en un callejón sin salida. Aunque el tiempo ha demostrado que sí puedo hacer más. Mucho más. De ahí que afirme una y otra vez que ya no estoy en la misma situación que estuve cuando escribí el poemario.

A.M.: A lo largo del libro nos encontramos con un lenguaje descarnado y los versos, en ocasiones, se articulan como escorzos o fogonazos. ¿Estás de acuerdo?

S.P.: Por supuesto. Creo que es un elemento muy típico en toda mi escritura, tanto poética como teatral. El golpe, podríamos llamarlo. Soltar esos fogonazos de crudeza y realidad, mi realidad, que buscan una reacción emocional. No me gusta andarme por las ramas cuando escribo, que ya lo hago bastante cuando hablo.

A.M.: En uno de los poemas (dedicado A Dani), que lleva por título Reflexión en insomnio, el poeta busca una respuesta; algo que se sucede a lo largo del libro. Reflexión en insomnio concluye con estos versos: ¿No será entonces la muerte el estado natural / y la vida la excepción que cumple la regla? / Ojalá pudieras sacarme de la duda.

S.P.: Ese poema es bastante especial. El único que dedico a una persona en particular. Lo escribí tras el suicidio de mi amigo Dani, un hecho que me marcó muchísimo y me dejó un tiempo bastante jodido. Como el propio título remarca, lo escribí una noche que no podía dormir, me puse a pensar en voz alta y luego cogí el cuaderno.

Creo que el suicidio es todavía un tema bastante tabú en nuestra sociedad aunque se estén dando pasos adelante y se esté poniendo el foco en un problema tan grave. Una de las cosas que más me jodió, y me sigue escociendo, es que en el caso de Dani, a mí al menos, me pilló por completo desprevenido. No lo vi venir.
Ese poema es mi pequeño homenaje a su memoria.

A.M.: El poema que lleva por título Ama, se inspira en otro de Gata Cattana. ¿Qué nos puedes decir, al respecto?

S.P.: Gata Cattana fue un descubrimiento por aquella época. Yo conocía su faceta de rapera y me encantaba. En un viaje a Granada, me hice con “La escala de Mohs” y lo devoré en una tarde. Leía sus poemas y tenía la certeza de que quería escribir como ella, lograr llegar del mismo modo que lo hacia ella, con toda su brutalidad y su sinceridad.

A.M.: Por último y, como siempre afirmo en mis entrevistas, es imposible abarcarlo todo. ¿Quieres añadir algo a esta breve conversación escrita?

S.P.: Lo primero, muchas gracias por el espacio y el tiempo. Ha sido todo un placer.

Acabaré diciendo que, al igual que creo que las autoras y autores, debemos buscar esa mezcolanza en los géneros; las lectoras y lectores debemos no tener miedo a leer lo que sea. En todo género y formato hay literatura y se tiene que disfrutar. Al final, si como lectoras le damos la espalda a un género o formato nos estamos perdiendo mundos maravillosos, preciosos y precisos. Así que hay que leer de todo sin miedo.

Entrevista realizada al escritor y dramaturgo Santy Portela por el poeta, escritor y prologuista Adolfo Marchena.

 


Página publicada por: José Antonio Hervás Contreras