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POETAS Y ESCRITORES ENTREVISTADOS

 

ENTREVISTA A LA ESCRITORA,
GUIONISTA Y DIRECTORA DE CINE BEATRIZ DE SILVA


REALIZADA POR:
ADOLFO MARCHENA

La poeta y escritora Beatriz de Silva
(“El sentido de las cosas a veces está en su ausencia”)
Beatriz de Silva (Cáceres, 1997). Ha publicado los libros de poesía Mármol (2017/2021) y Barro (2018). Como guionista y directora ha rodado los cortometrajes Mon Cheri (2018) y TULA (2021). Ha participado en películas como Akelarre, Baby, Voy a pasármelo bien y Ane. Actualmente trabaja en el cortometraje de ficción Hada y el corto documental Lyuba, mañana.

CINCO POEMAS
(inéditos)

Adolfo Marchena: En tu primer libro publicado, Mármol, ese Barro que llegará (un año después), de una manera consciente, o no, aparece en uno de los versos de un poema (pág. 41) donde dices: “quiero barro para ensuciar lo limpio”.

Beatriz de Silva: Me parecía divertido dar una coherencia meta-narrativa a mis dos publicaciones, que mantuvieran una conversación. El primer libro refleja mi personalidad más inamovible (como el mármol). Parece ser que, ya en aquel entonces, anticipé que yo iba a evolucionar tanto a nivel personal como narrativo en otro material más moldeable.

A.M.: No sé, tal vez se precise del caos en algunas ocasiones para encontrar lo cierto y la armonía; ¿qué opinas?

B.d.S.: Más bien al contrario: el caos siempre está ahí. Lo “cierto” y la “armonía” aparecen a veces para darnos calma y sensación de seguridad. Pero son puertos donde descansamos temporalmente, el barco siempre tiene que zarpar.

A.M.: Hay unos versos en uno de los poemas de Mármol, A golpe de espuma, que llaman poderosamente mi atención: “Cuando tiemblen los años / y la juventud se pudra / vendrá el desengaño”. ¿Premonición, vivencia; lo inevitable?

B.d.S.: Todavía soy joven, pero soy muy consciente de que dejaré de serlo. Cada día aprendo cosas y todavía tengo la ridícula esperanza de que alguna vez lo sabré todo. Sospecho que con los años esa tontería se pasa y aceptas que era un síntoma del narcisismo juvenil.

A.M.: Centrándonos ya en Barro, el primer poema del libro nos convoca a la búsqueda (tal vez lo inevitable), en ese verso final que concluye: “Sin ti soy solo huesos, barro y ruido”. ¿Es el resultado y aquello que nos queda después de todos los naufragios?

B.d.S.: Es el resultado de perder la esperanza.

A.M.: Pienso en una frase de la escritora estadounidense Hellen Keller: “La fe es la fuerza por la cual el mundo destrozado emergerá a la luz.

B.d.S.: Sin duda la fe es la fuerza motriz más poderosa del mundo. Es gratis, pero cuesta mucho.

A.M.: Y, sin embargo, en el poema 20, uno de los versos nos dice que: “Cada cosa que es, debe tener su parte de no ser.”

B.d.S.: El sentido de las cosas a veces está en su ausencia.

A.M.: No sé si estarás de acuerdo, pero detecto un manejo del ritmo, muy hábil por tu parte, en alianza con la ambigüedad y ese juego de los contrarios.

B.d.S.: Las paradojas son poesía pura.

A.M.: Pienso también en un objetivo que, sospecho, el ser humano ha olvidado en estos tiempos de inmediatez e individualismo; en una frase del escritor Edmund Burke, cuando manifiesta que: “La libertad abstracta, al igual que otras simples atracciones, no puede ser encontrada.

B.d.S.: Para mí la libertad abstracta es un macguffin. Es una palabra muy grande que te llena la boca y te impide hablar. Y eso es lo contrario de ser libre, ¿no? Palabras concretas, deseos sencillos, consecuencias lógicas y responsabilidades adecuadas; eso sí se puede encontrar.

A.M.: En una entrevista publicada en el Diario Noticias de Álava (2 jun 2018) hablas del “síndrome del nómada” y tu necesidad de moverte. Recuerdo, al respecto, unos versos del poema La ciudad, de Kavafis: “No encontrarás otro país ni otras playas / a donde vayas la ciudad te seguirá.

B.d.S.: La ciudad interior de cada uno nos persigue (o nos acompaña) donde sea que vayamos. Eso es verdad. El síndrome del nómada al que me refiero también tiene esa dualidad: a veces la necesidad de moverme nace del deseo de huir, otras veces nace del deseo de crecer. Hay que saber desde qué lugar tomas decisiones porque tu paz interior depende directamente de eso. El viaje puede convertirse en un infierno si lo emprendes por los motivos equivocados.

A.M.: ¿Hasta qué punto tu poesía destila un tono confesional, como “ese creyente sin religión / que reza para ser consolado"?

B.d.S.: Escribir poesía es decir la verdad. Y normalmente escribimos sobre nosotros. Así que sí, hay mucho de confesión. Y también de redención: buscar el consuelo que no encuentras en otros lugares. Para mí es un ritual religioso.

A.M.: Tal vez te resulte curioso pero tu poesía me suscita –entre otras mucha cosas- la idea de que la vida es una continua despedida. Y no lo digo como algo trágico o doloroso.

B.d.S.: Yo me he tenido que despedir muchas veces: de lugares, de personas y de expectativas. A lo mejor es por eso.

A.M.: También detecto, como si se tratase de un lugar común, un espacio que me sitúa en la complejidad del amor y sus laberintos. Y cito dos versos del poema donde hablas de “ser dos polos opuestos” y concluye: “en vez de atraernos / nos hemos contaminado.”

B.d.S.: Esto es como cuando rompes el huevo en la sartén. A veces sale bien (sobre todo cuando tienes pericia) pero otras, la yema se rompe. Por ir con prisa, o no poner cuidado, o tener demasiada hambre…

A.M.: En uno de tus poemas manifiestas que has aprendido de la incomodidad de ser extraño y la extrañeza de lo conocido.

B.d.S: Lo que conocemos de toda la vida puede volverse incómodo cuando lo miramos desde otra perspectiva. Como cuando vuelves al hogar de tu infancia, pero tú ya no eres la misma persona. Has vivido fuera muchos años, has viajado, has cambiado… Lo mismo pasa cuando te reencuentras con ciertas personas. Tu memoria recuerda las esquinas, los sonidos, el olor… Pero tu alma se mueve por el espacio como si lo viera todo por primera vez. En cierto modo, es así. Es una sensación curiosa.

A.M.: Me pregunto dónde queda o qué papel juega la poesía en tu labor como guionista y directora de cine.

B.d.S.: Creo que el cine también es poesía. La poesía no sólo se escribe, ese es uno de sus formatos, pero tiene muchos. Coger callo escribiendo me ha ayudado a descubrirla en otros lugares. Ahora estoy aprendiendo a trabajarla en imágenes. Es más fácil cuando ya dominas las palabras. Es un buen punto de partida. El siguiente será la música.

A.M.: Luis Buñuel definió el cine como un “instrumento de poesía, con todo lo que esta palabra pueda contener de sentido liberador, de subversión de la realidad, de umbral al mundo maravilloso del subconsciente.”

B.d.S.: Seguro que estas palabras se las inspiró su amigo Salvador Dalí. Creo que el cine tendrá diferentes definiciones para mí en distintas etapas de mi vida (si me sigo dedicando a esto, que espero que sí). De momento, sí, creo que es un instrumento de poesía. Lo primero es conmover al público, tener un mensaje que vibre en las almas de los espectadores y le haga compartir algo fuera de ellos mismos. Es una sensación muy placentera vivirlo. Y más adictivo aún ser la maestra de ceremonias de ese ritual.

A.M.: Te propongo un juego donde debes ejercer de guionista y responder o darle continuidad a varias frases que se han hecho célebres gracias al cine: “No me acuerdo de olvidarte” (Memento)

B.d.S.: La memoria y la muerte nos llevan siempre la contraria para que no nos creamos dioses.

A.M.: “El artista miente para mostrar la verdad, el político para ocultarla.” (V de Vendetta).

B.d.S.: Y la religión decide lo que es verdad y lo que no.

A.M.: “¿Quieres saber cómo lo conseguí?... Así es como lo conseguí: jamás me reservé nada para la vuelta.” (Gattaca)

B.d.S.: Si toda tu voluntad está ya en alguna parte, es cuestión de muy poco tiempo que tu cuerpo se reúna con ella.
A.M.: Y la última: “Todos nos volvemos locos alguna vez.” (Psicosis)

B.d.S.: Locos ya estamos. Solo que hay quien defiende su locura de forma más convincente.

A.M.: Por último y, fiel a mis entrevistas, te cedo la palabra para que nos desveles algún detalle (o detalles) de los muchos que, evidentemente, me habré dejado en el tintero.

B.d.S.: Los poemas que he compartido en esta publicación que no pertenecen ni a mi poemario Mármol, ni Barro son parte de un tercer libro que me hubiera gustado publicar que se llama “La Duda y sus cuerpos”. Algún día haré algo con eso. De momento estoy buscando la poesía en otra parte. Muchas gracias por tu atención y tus preguntas, Adolfo.

Entrevista realizada a la poeta, guionista y directora de cine Beatriz de Silva por el poeta, escritor y prologuista Adolfo Marchena.

 


Página publicada por: José Antonio Hervás Contreras