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POETAS Y ESCRITORES ENTREVISTADOS

 

ENTREVISTA A LA PERIODISTA Y ESCRITORA CAROLINA PINEDO DEL OLMO


REALIZADA POR:
ADOLFO MARCHENA

La poeta y escritora Carolina Pinedo del Olmo
(Fotografía de David Gaitero)
“La soledad es una fértil compañía”


La periodista y escritora Carolina Pinedo del Olmo ha publicado, entre otras obras, varios cuentos infantiles que se han traducido a diversos idiomas como el inglés o el francés. Mirada encendida es su primer poemario.
Adolfo Marchena: Tu primer poemario lleva por título Mirada encendida; ¿qué sucede cuando se encienden las cosas?

Carolina Pinedo del Olmo: Cuando se encienden las cosas ves la parte, aparentemente, invisible y oculta de ellas. Se abre un mundo nuevo ante tus ojos. El amanecer habla, la soledad tiene un determinado sabor, los colores son diferentes. Todos tus sentidos, no solo la vista, están más receptivos y permeables. Es mágico.

A.M.: Tus versos, breves, le dan un ritmo ágil al poema. El compositor estadounidense George Gershwin dijo: «En cierto modo, la vida es como el jazz…es mejor cuando improvisas.»

C.P.d.O.: Me encanta el jazz. Su ritmo y cadencia y, efectivamente, cuando te apuntas a la improvisación, todo es mucho más auténtico, fresco y natural, pero no es fácil improvisar y salir de nuestra zona de control y confort.

A.M.: Expresar un acontecimiento o un amor, por ejemplo, de infinitas maneras. ¿Crees que todo está ya escrito y sólo podemos alterar la forma?

C.P.d.O.: Las palabras nos limitan mucho a la hora de poder expresar sensaciones, vivencias y experiencias que van más allá de la piel, pero creo que sí se puede innovar en la manera en cómo unes las palabras para atinar o afinar lo más posible la melodía que quieres interpretar con las palabras. Creo que las formas son infinitas.

A.M.: ¿A qué haces alusión en el verso donde tus ventanas «escapan entre oxidados barrotes?» (Mirada encendida, pág. 28).

C.P.d.O.: La mirada aparece de forma recurrente en el poemario. Surgió así, de forma espontánea y en concreto en este verso que mencionas hago alusión a la libertad que se alcanza al poder escapar de nuestros condicionamientos internos y externos para poder volar hacia nuestra verdadera esencia, que se suele encontrar en lo aparentemente invisible o lo que llamamos irreal. Es difícil de explicar desde la mente racional, por eso la poesía, un lenguaje del corazón, lo capta mejor a través de las sensaciones atrapadas en la piel.

A.M.: En el poema Encuentro de poetas (pág. 50-51) dices: «Esa soledad de dos poetas / que me acompañan»; ¿puede decirse que el poeta se desdobla desde su propia soledad?

C.P.d.O.: Sí. Creo que es así. Se trata, como tú bien sabes, de una sensación extraña; difícil de explicar. La soledad es una fértil compañía, no siempre fácil de gestionar por la amplia gama de sensaciones y sentimientos que nos despierta, pero en mi caso sin ella no habría poesía.

A.M.: En este sentido: ¿Consideras que un determinado estado de ánimo influye en el «hecho creativo»?

C.P.d.O.: Todo influye a la hora de crear, incluso las situaciones más mundanas, como si has dormido bien o te duele algo. Nos podemos inspirar en cualquier situación, tanto si es sencilla, como una solitaria flor en el asfalto, como si es, como nosotros percibimos, más trascendente o profunda, como la muerte.

A.M.: Mirada encendida es un «poemario que surge sin razón», nos desvela la introducción del libro. Tal vez esa sin razón tenga algún sentido.

C.P.d.O.: La razón la encontré por el camino, pero los primeros pasos de este sendero los di a ciegas y a tientas. Creo que plasmé en el papel muchas de las sensaciones y emociones acumuladas durante mi infancia. Me ha ayudado a entenderme mejor y si, además, por el camino le sirve a más personas, sería mágico y maravilloso.

A.M.: Respecto a la infancia, Pablo Picasso dijo: «Cada niño es un artista. El problema es cómo seguir siendo artista una vez que crezca».

C.P.d.O.: Totalmente de acuerdo. Nacemos con la mirada limpia, abiertos a jugar, crear y experimentar sin miedo, pero las influencias externas, como la educación, la familia o nuestras propias experiencias vitales, nos amordazan y crean miedos e inseguridades a la hora de seguir siendo creativos. Me parece que la creatividad es juego y cuando dejamos de hacerlo y nos tomamos la vida demasiado en serio, adiós a esa creatividad.

A.M.: Encuentro en la forma ciertos componentes surrealistas; e incluso aspectos que me recuerdan a algunas de las poetas Beat. Sin intención de encasillarte; ¿qué opinas respecto al estilo?

C.P.d.O.: Creo que todas las corrientes poéticas tienen su encanto. Hay quien comenta que, efectivamente, en los versos se capta cierto tono surrealista. A tiro hecho, aunque no me guste mucho esta expresión, creo que sí me proyecto a un mundo onírico, azul, fuera de la realidad ordinaria, de forma no premeditada, pero así ha surgido.

A.M.: El poema Canto a la Vida (pág. 34-35) conlleva un duelo, una ausencia. El título me evoca a Walt Whitman, quien dijo: «Para mí, cada hora del día y la noche es un indecible perfecto milagro.»

C.P.d.O.: Tan acertado como siempre, Whitman, así es. Ahora te escribo estas palabras con la noticia de la muerte de la joven de 20 años, Ruth, a la que conocí hace unos meses y con quien estuve charlando de la muerte. Me dio una lección sobre el disfrute de todas las pequeñas bendiciones, tan grandes que cada día y noche nos regala la vida en forma de milagros y que no siempre sabemos ver. Así que, regalémonos la vida antes de morir.

A.M.: Este es tu primer poemario, o al menos tu primer libro publicado y vienes de un mundo fecundo como es la comunicación audiovisual; ¿cuál es el límite o tu siguiente cima por escalar?

C.P.d.O.: No me planteo límites o cimas. Eso sería como salirme de la inspiración y entrar en zona forzada de estrés. Solo intento estar atenta a lo que mi corazón me señala, algo que de por sí no es fácil de conseguir.

A.M.: Hermann Hesse dijo: «Para que pueda surgir lo posible es preciso intentar una y otra vez lo imposible.»

C.P.d.O.: Maravillosa reflexión. Me lo apunto. La resiliencia es fundamental para lograr los sueños, aparentemente imposibles. Cuántos portazos en las narices me habré llevado antes de llegar donde quiero, pero me acuerdo poco de ellos. No obstante, las dificultades forjan nuestras almas y qué incómodas son…

A.M.: El ser humano acostumbra a solucionar sus problemas con armas y no sólo las que disparan, también las psicológicas. ¿Es necesario deponer las armas para reconciliarse, para reconciliar, como sucede en el poema que cierra el libro?

C.P.d.O.: Cada persona está en un punto del camino. En mi caso, llegué a ese momento en que descubrí que mi mayor fortaleza es mi sensibilidad, capacidad de amar y vulnerabilidad, pero a una guerrera le cuesta llegar a elegir esas armas.
A.M.: Siempre que concluyo una entrevista os invito a decir algunas palabras porque, inevitablemente, siempre me dejaré algo en el tintero.

C.P.d.O.: Creo que no me ha quedado nada en el tintero, excepto agradecer el poder compartir estas reflexiones con los lectores y contigo.

Entrevista realizada a la periodista y escritora Carolina Pinedo del Olmo por el poeta, escritor y prologuista Adolfo Marchena.

 


Página publicada por: José Antonio Hervás Contreras