Quiero llorar,
quiero llorar
porque se me da la gana.
Porque el dolor enmudece
el canto de mis sueños
y la soledad entristece
los paños blancos de mi cama.
A veces,
no siento que estoy vivo,
y lloro.
Lloro porque mi corazón
es un pedazo de carne fría,
lloro porque los hombres también lloran
cuando sienten que no tienen vida.
Cuando es un logro el respirar,
cuando el abrir los ojos en las mañanas
te quita fuerzas,
cuando los pies te indican
que ya no quieren caminar.
¿Dónde estás?
La vida se termina
y la brisa del mar no me alcanza.
Mi corazón late con la esperanza
de encontrar el amor.
Tengo dudas, tengo miedo.
Tengo miedo de morir en soledad
en un desierto de árboles deshojados.
Paisaje que compone mis emociones,
en aquel amor que propone
la complicidad
de alcanzar un mundo
con sentido
lleno de felicidad.
Que triste es
que aún no te encuentro.