(A
mi padre,
Gabriel Sánchez Ramos,
que falleció en Madrid,
el día 7-5-2002)
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Ya se apagaron
las luces de tus ojos,
y en las noches ya no brillan los luceros
y las penas se me vienen por manojos
y me brotan por el cuerpo los “tequieros”.
Tu te has ido para siempre padre mío
cuando Mayo siente orgullo de sus flores,
y de lágrimas estoy llenando un río,
toda mi alma se ha llenado de dolores.
Hay que pena, que ya nunca te veré
ni podré ya darte un beso nunca más,
pero siempre en mi recuerdo te tendré
porque no te olvidaré nunca jamás.
Tú he has ido padre mío y yo lo siento
quien lo sabe si a otros grandes universos,
pero siempre quedarás y esto si es cierto
en el fondo de mi pecho y de mis versos.
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