Los veo pasear
                      por la orilla de la playa
                      abrazados. 
                      Besándose. 
                      Prometiéndose
                      todos los futuros.
                      Caminan
                      mientras el sol
                      le calienta las espaldas
                      y dibuja en la arena
                      unas sombras
                      tan enamoradas 
                      como ellos.
                      El tiempo, 
                      se ahoga 
                      en la orilla
                      sin llegar 
                      a mojarles 
                      los sueños.
                      Les sigo con la mirada.
                      Se paran, se abrazan
                      y durante casi un minuto
                      se mimetizan en el paisaje.
                      No puedo dejar de pensar
                      que esos, podríamos
                      ser nosotros.